
A Jorge Lorenzo le quedó claro en Turín que no va a recibir ninguna ayuda del italiano, algo por lo que ya pasó Nicky Hayden en su llegada a MotoGP, y éste acabó campeón
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El día después de la presentación oficial de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi como compañeros de la escudería Fiat Yamaha, aunque en estructuras independientes, periódicos italianos como 'Tuttosport' hablaban de la sorprendente simpatía del piloto español, a la vez que destacaban la seguridad en sus palabras y fe en sí mismo. Y todo ello sin recibir el más mínimo gesto de bienvenida, cordialidad o complicidad del heptacampeón del mundo, que jugaba en casa, en Turín, mientras que el español lo hacía en campo contrario.
El momento del abrazo entre ambos ante las cámaras sólo fue una pose que llegó en el último momento del acto, a petición de los fotógrafos. Mientras tanto guardaron la distancia. En el patio de butacas del auditorio observaba la escena Dani Amatriaín, mánager del piloto español, al que no le preocupaba el hecho: "Valentino no le va a regalar ni media a Jorge, pero no pasa nada. Le he visto bien".
Es así porque El Doctor ve al bicampeón de 250cc, al menos de momento, como posible amenaza para sus intereses. La historia se repite. Rossi también fue así en el pasado con todo compañero que sintió como una amenaza real. Por eso, a lo largo de los ocho años que Valentino ha militado en la clase reina sólo se ha preocupado de cuidar en su mismo equipo a Colin Edwards, compañero durante las tres temporadas en Yamaha previas a la llegada de Lorenzo.
El estadounidense, todo un bicampeón de Superbikes, aceptó con sumisión ser el mochilero del 46 y su amistad creció hasta tal punto que se instaló en la Tavullia natal de Valentino. Su servilismo le ha valido para estar en la parrilla 2008, pero en un equipo satélite, el Tech 3, donde puede ayudar más a Lorenzo que a Rossi (su M1 montará Michelin y no Bridgestone).
De todos los compañeros que ha tenido Rossi durante este tiempo, al que más le amargó la existencia, con su simple pero dolorosa indiferencia, fue a Nicky Hayden, en 2003. El estadounidense llegó procedente del AMA estadounidense directamente al equipo oficial Honda, y a Rossi no le gustó que vieran en él a la nueva esperanza blanca. La absoluta soledad de Nicky en un campeonato y un mundo nuevo para él le hizo pasarlas canutas, pero su sufrimiento mereció la pena porque en 2006 se vengó ganándole el título a Rossi. Ukawa, Crivillé o Checa, otros compañeros, no pasaron por lo mismo porque ellos nunca amenazaron su poder.
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El día después de la presentación oficial de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi como compañeros de la escudería Fiat Yamaha, aunque en estructuras independientes, periódicos italianos como 'Tuttosport' hablaban de la sorprendente simpatía del piloto español, a la vez que destacaban la seguridad en sus palabras y fe en sí mismo. Y todo ello sin recibir el más mínimo gesto de bienvenida, cordialidad o complicidad del heptacampeón del mundo, que jugaba en casa, en Turín, mientras que el español lo hacía en campo contrario.
El momento del abrazo entre ambos ante las cámaras sólo fue una pose que llegó en el último momento del acto, a petición de los fotógrafos. Mientras tanto guardaron la distancia. En el patio de butacas del auditorio observaba la escena Dani Amatriaín, mánager del piloto español, al que no le preocupaba el hecho: "Valentino no le va a regalar ni media a Jorge, pero no pasa nada. Le he visto bien".
Es así porque El Doctor ve al bicampeón de 250cc, al menos de momento, como posible amenaza para sus intereses. La historia se repite. Rossi también fue así en el pasado con todo compañero que sintió como una amenaza real. Por eso, a lo largo de los ocho años que Valentino ha militado en la clase reina sólo se ha preocupado de cuidar en su mismo equipo a Colin Edwards, compañero durante las tres temporadas en Yamaha previas a la llegada de Lorenzo.
El estadounidense, todo un bicampeón de Superbikes, aceptó con sumisión ser el mochilero del 46 y su amistad creció hasta tal punto que se instaló en la Tavullia natal de Valentino. Su servilismo le ha valido para estar en la parrilla 2008, pero en un equipo satélite, el Tech 3, donde puede ayudar más a Lorenzo que a Rossi (su M1 montará Michelin y no Bridgestone).
De todos los compañeros que ha tenido Rossi durante este tiempo, al que más le amargó la existencia, con su simple pero dolorosa indiferencia, fue a Nicky Hayden, en 2003. El estadounidense llegó procedente del AMA estadounidense directamente al equipo oficial Honda, y a Rossi no le gustó que vieran en él a la nueva esperanza blanca. La absoluta soledad de Nicky en un campeonato y un mundo nuevo para él le hizo pasarlas canutas, pero su sufrimiento mereció la pena porque en 2006 se vengó ganándole el título a Rossi. Ukawa, Crivillé o Checa, otros compañeros, no pasaron por lo mismo porque ellos nunca amenazaron su poder.
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