lunes, 6 de agosto de 2007

Entrevista de Nicky Hayden a man el 17/05/2007


Cambió la América profunda por una Honda y un mapamundi. El año pasado cumplió su sueño: ganar el Mundial. Ahora es todo un ídolo... aunque aún se cuela Rossi en la charla.
Ejerce de modelo para GAS, le persigue un equipo completo (seis personas) de la MTV, viene de Qatar, pasa fugazmente por Madrid para montar en moto con el alcalde Gallardón y ser entrevistado por MAN… Demasiado para un ‘Niño de Kentucky’, como dice su apodo. Su casa queda lejos de este mundo. En el centro de Estados Unidos, hacia el este, está su estado, y su ciudad, Owensboro, de menos de 60.000 habitantes, donde también nació el actor Johnny Depp y famosa por su concurso internacional de barbacoas.

En su historia figura también haber sido una de las cunas de la música country. Aunque a Hayden le va más el hip-hop. “¿Debería llevar botas, sombrero, lazo y montar a caballo? Ja, ja, ja… En realidad me gusta toda la música, pero prefiero el rap y el hip-hop porque hay muchos chicos jóvenes que están haciendo esta música en EEUU”, sentencia.
Alrededor de nosotros, durante la entrevista, flotan dos cámaras de la MTV. Han prometido seguirle durante todo el año para dedicarle una serie de programas especiales en otoño. Es estadounidense, joven, campeón del mundo y tiene un apodo perfecto para vender camisetas: Kentucky Kid. Además, a Nicky Hayden (Owensboro, Kentucky, 1981) no parece inquietarle demasiado esta presencia. En su discurso se cuela varias veces la palabra “chicas”, del mismo modo que habla de las carreras, “de seguir igual” y de una vida que se quedaba corta en su América. En su quinta temporada en el Mundial, defiende título. Él es el campeón. Y aunque no ha empezado como tal, al menos está seguro de que la ‘era Rossi’ se ha terminado: “Ya no será la única referencia nunca más”.

¿Hay siempre esta locura a tu alrededor?
Empieza a haberla, sí. Es un poco locura, pero no es tan malo.

¿Te esperabas tanto al ganar el Mundial?
Más o menos sabía en lo que me estaba metiendo. Pero para mí lo más importante sigue siendo pilotar la moto. Eso es lo que me ha llevado donde estoy y lo que realmente me hace feliz. Las cámaras y todo esto es algo que está ahí, pero lo mío es pilotar. Eso y mi familia, que son los que seguirán conmigo. Porque las cámaras, la atención, las chicas… todo eso un día dejará de estar. Esto ahora mismo es como unas vacaciones. Tengo que seguir centrado y recordar quién soy y no dejar que me atrape.

¿Te ha cambiado ya algo haber ganado?
Me preguntas qué me ha cambiado y yo espero que no me haya cambiado nada. Espero seguir siendo la misma persona, tener los mismos deseos, volver a competir este año e intentar ganar de nuevo. Algunas cosas han cambiado, está claro. Ahora por ejemplo estoy mucho más ocupado.

Siempre se hace raro ver a un piloto sin mono o sin ropa de equipo. A ti en cambio te patrocina una marca de moda y se te nota suelto…
Un poco. No me siento tan natural como otros días, pero no me veo mal. La marca que me viste, GAS, está haciendo por las motos más que nunca. Y es algo importante por el deporte tener patrocinadores como ellos y contar con su apoyo.

Los psicólogos hablan de vacío tras el éxito: cuando se alcanza una meta que se ha anhelado durante mucho tiempo se siente vacío porque se pierde el objetivo que marcaba la vida. ¿Tú lo has sentido con el Mundial?
No lo he sentido del todo. Porque primero está subir a los podios y después haber podido ganar el Mundial. Va poco a poco. Y ahora tengo ganas de nuevo de volver a vivir esas sensaciones.

Los últimos años decías que Valentino Rossi era la referencia en las pistas. ¿Lo sigues pensando esta temporada?
Bueno, él es muy fuerte. Ha ganado siete campeonatos del mundo, así que no hace falta decir lo bueno que es. Pero ya no nos podemos centrar sólo en él nunca más. Esa época se ha terminado. Quizás hace unos años era el caso, pero ahora hay muchos chicos fuertes y muchos chavales jóvenes que quieren alcanzar a Rossi. Ahora no puedes estar pendiente de una persona, sino de lo que uno mismo puede hacer. Por eso no puedo centrarme sólo en Rossi. Hay muchos pilotos peligrosos ahí fuera.

Vienes de una familia de moteros en la que competían incluso tu madre y tus hermanas. ¿Qué recuerdos tienes de aquella etapa?
Buenos, ellas ya no pilotan. Pero las motos han sido muy buenas para mí y mi familia. Mis dos hermanos chicos son pilotos del Campeonato Americano (AMA). Este deporte ha sido muy bueno para nosotros. Y, desde luego, también crecer con las motos. Estuvo bien, porque nos mantuvo unidos como familia, porque lo hacíamos juntos. Era más que pilotar. Viajábamos juntos a las carreras, dormíamos en la misma caravana… Nos enseñó además muchos valores, como el trabajo duro y el sacrificio.

Salvo en el tenis, es raro ver a estadounidenses compitiendo fuera de su país. Tú ya pilotabas en el AMA. ¿Qué te empujó a salir?
Es cierto, pero es muy sencillo: yo quería ser el campeón del mundo. No quería ser el mejor de América, sino el mejor piloto del mundo.

¿Qué has descubierto del mundo con las motos desde entonces?
Hay mucho más ahí fuera de lo que imaginaba cuando estaba en mi casa en Estados Unidos. Sabes más de mucha gente y de muchos sitios. Además conoces a muchas personas y lugares y cosas bonitas. Pero sobre todo para mí lo importante son las carreras y competir en lugares como Mugello o Jerez. Es increíble: la afición, las motos… Estás compitiendo contra los mejores del mundo con las mejores motos del mundo… Eso es lo que adoro.

¿Te ha cambiado la forma de ver el mundo?
Creo que no puedo decir que me haya cambiado la forma de ver el mundo. Voy a sitios que adoro y a lugares que odio, pero eso me hace darme cuenta de lo mucho que me gusta mi hogar. Ahora he estado en casa sólo diez días en tres meses y la añoro. Quería además haber viajado allí porque tenía un torneo de baloncesto con mis amigos y no he podido porque tenía compromisos con patrocinadores. Pero esto me hace darme cuenta de cómo me gusta estar en casa.

¿Te has sentido atacado en algún momento en algún país por ser estadounidense?
Bueno, he estado en países donde la gente odia a los estadounidenses. Pero en cualquier caso en esos lugares es su opinión. Yo además tengo en mi equipo gente de todas partes. Hay ingenieros japoneses, neozelandeses, franceses... No discrimino a nadie. He crecido con esa gente y con chicos de otros países y de otras culturas.

En el mundo de las motos, después de las jornadas en los circuitos, cuando se llega a la habitación del hotel, ¿no se siente uno solo?
No me siento realmente solo. Hay veces que uno se queda más solo pero se disfruta porque te apetece estar así. Hay otras veces además que a lo mejor después de un largo día prefieres recluirte en tu caravana, y no es que yo sea una persona solitaria. Pero es que este trabajo también tiene cosas duras, aunque a veces la gente no lo ve. Por ejemplo, cuando estás en un país que no te gusta, comiendo comida que ni siquiera sabes lo que es y tu familia tiene ese día al mismo tiempo una barbacoa… Y tú, mientras, estás en Oriente Próximo, en medio del desierto, probando la moto, con nadie alrededor, comiendo sólo agua y fruta… Aunque estoy seguro de que si fuese más sencillo no me gustaría. Los días duros son los que hacen que disfrutes más los buenos.

¿Ésa es la parte más dura de las motos?
No, los problemas son la parte más dura. No, eso no es fácil, porque son 18 carreras, y no es fácil: hay muchas cosas, muchos viajes, muchos aeropuertos… Pero la parte más dura es cuando no obtienes resultados, cuando te dejas la sangre trabajando duro y concentrado en lo que estás haciendo, lejos de todo lo que te rodea, como pueden ser incluso fiestas y chicas, y los resultados siguen sin llegar. Eso es lo más complicado. Y ahí es cuando tienes que creer en ti mismo más que nunca.

¿Así te sientes ahora tras tu discreto y regular comienzo del campeonato?
Bueno, ha pasado poco, y no quiero darle demasiada importancia. Pero sí ha habido problemas de ajustes, la moto no me está funcionando. Desde luego tenemos trabajo que hacer para tenerla a punto.

¿Sientes más presión que el año pasado?
Eso es algo que se dice aquí en Europa. Pero yo no siento más presión que el año pasado. Ya sentí mucha exigencia la última temporada hasta que pude ganar el Mundial. Y lo hice. Así que este año quiero salir ahí tranquilo y ganar carreras.

¿Qué has descubierto de ti con las motos?
Siempre he creído mucho en mí con las motos. Venir a competir al Mundial, desde EEUU, fue duro. Y crecer en los circuitos, porque yo crecí en Kentucky, y venir al Mundial es un paso realmente grande, créeme. Así que fue una gran apuesta por mí. Cuando veía las carreras del Mundial en casa me decía: “Yo puedo hacer eso”. Pero luego hay más. Hay que venir, hay que pasarse un par de años sufriendo, hay heridas... Y ante todo debes seguir luchando y no abandonar. Eso es lo que he descubierto.

¿Qué te preocupa, además de tratar de ser el más rápido en la pista?
Me gusta pensar que las carreras son mi prioridad ahora mismo. Supongo que no tengo muchas más preocupaciones en estos momentos. Me importa mi familia, y mis hermanos, que corren. Por ahora quiero divertirme y disfrutar de esta vida. Y soy muy afortunado de poder estar haciéndolo. Así que mi mayor preocupación es ganar más títulos.

¿Cuántos quieres ganar? ¿Siete como Rossi? (Risas)
Bueno, de momento sólo pienso en el segundo...

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