Tras dejar sentada a la poderosa Honda, cuando nadie le creía capaz, e irse a Yamaha, ahora ha decidido abandonar a Michelin, su fabricante de ruedas preferido, para adoptar los neumáticos japoneses Bridgestone, los mismos que han hecho campeón a Bridgestoner. "Ahora le ganaré con las mismas gomas para que no tenga excusas", amenazó ayer Stoner, con una ironía al enterarse de esa posibilidad.
La hábil, sorprendente y maquiavélica decisión de Rossi coloca en una difícil situación a su futuro compañero en el team Yamaha, el mallorquín Jorge Lorenzo, que debería utilizar Michelin porque Bridgestone solo quiere hacer una excepción con Rossi pero no está dispuesta a hacerla con nadie más. "Solo podemos equipar a un piloto más", sentenció Yamada. Hay quien dice que el contrato de Lorenzo con Yamaha especifica que tendrá "idéntico material al de Rossi".
Hay quien aseguraba ayer en Phillip Island que la pretensión de Rossi es colocar un muro dentro del mismo box que le separe de Lorenzo, cosa que Bridgestone vería con buenos ojos para que sus ruedas no se asociasen a las de Michelin. Conocedor de la delicada situación, Masao Furusawa, director general de operaciones de Yamaha Motor, llegará hoy a Australia para discutir con Rossi los pormenores de su decisión y aprobar o no su apuesta por las ruedas japonesas.
La bridgestonmania de Rossi y el resto del paddock dejará a Dani Pedrosa como el número uno de Michelin tras conquistar, con su renovación por dos años, idéntico escalafón en la jerarquía de Honda. El tricampeón catalán, que ayer logró la pole del GP de Australia, no quiso confirmar ayer que seguirán un año más con Michelin, pero es evidente que la fábrica francesa basará toda su estrategia en Pedrosa, que sería el gran beneficiado de la huída de Rossi a Bridgestone.
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